2.6.09

La Irreprochable (Parte uno)

A pesar de los recelos, malas interpretaciones, y juicios que pueda hacérceseme respecto al trato con cierto tipo de ser humanas, tengo una singular simpatía por la mujer que sale a la calle, en todo irreprochable: desde el más pequeño detalle de su cartera (o bolso, según corresponda), a servir, por supuesto, de blando descanso a los ojos de la o el que pasa.
Verdad es que la vida es muy compleja y varia, y por consiguiente, cada uno tiene derecho de entender la caridad a su modo.
Benefactoras de la humanidad son, sin duda, aquella hábiles mujercitas que se pasan media hora delante del espejo, nada más que para rizarse las pestañas y arquearlas en sentido contrario al globo del ojo, corrigiendo así la obra de la mano, sin duda zurda, que les restó medio milímetro de elipse a sus órbitas oculares. Y claro está, fuera cureldad de orden estético no procurar la adquisición forzada del medio milímetro que por fenómeno óptico adquieren las bien arquedas pestañas.
Es más, es casi éste un favor ecológico.
Sucede que, frente a la falta de bosques de nuestra ciudad, y ante la paupérrima realidad de tener que conformarnos con una que otra miserable agrupación de árboles, que, claro está, no se mueven por mucho viento que sople, aquellas benefactoras han pensado, sin duda, en lo caritativo, que resulta proporcionar a la mirada del que pasa el espectáculo feliz de una selva tupida de grandes pestañas, en cuyo centro, dos lagunas, azules, verdes o en su defecto cafés, completan la ilusión de la pródiga naturaleza.
En fin, para llegar a este resultado, los aceites, aquellas pastas negras o cafés (dependiendo del tono de la pestaña) llamada "Rimel", y otros muchos productos, han inundado cada pestaña a modo de las acequias que, desbordando, inundan el pie de cada árbol y fertilizan el terreno propicio a su crecimiento.
Otras tareas, todas conocidad también, en uñas, piel, cabello, mejillas, prendas interiores y exteriores, absorven largo tiempo a la irreprochable, para salir, como tal.
¡Observen esa manera de caminar!, ¡Qué paso discreto y mesurado! Si fuese susceptible de ser fijado métricamente, veríase que no excede de treinta centímetros; la cabeza, graciosísima, forma, con respecto al cuello, un ángulo ligeramente obtuso de 105º (cantidad constante); la boca hierática, la selva de los ojos triunfante, la mirada sonámbula, tanto así que casi es capaz de convencerme de que no existe una intencionalidad inmanente.

4 comentarios:

Atisbos dijo...

Hablando de los artilugios y piruetas femeninas, hoy abrí la puerta de la pieza de mi hermana y estaba fraguada de olor a colonia y rush. Pensé en la música de los Stone temple pilots.

Nosotros tenemos la idea de embellecer el fracasal (algarrobo), ya sea plantando tomates, papas, o simplemente pasto, y en el mejor de los casos, instalando un columpio que consista de una cuerda y un neumático de auto.

Últimamente he tenido el problema de que se me olvidan las palabras. De hecho, la palabra "neumático", se demoro unos 30 segundos en aparecer.

Y si, Laura, exagero, pero no por eso mal interpreto y miento. Soy un paranoico de mierda.

Lo único bueno que he hecho este día es no borrar nada de lo que aquí he escrito.

Algún día agradeceré todo como es debido. A pesar de que el agradecimiento no es suficiente, mucho menos necesario.

Ahora voy directo al teclado, no, mejor voy a jugar king of fighters. Estoy ebrio. Soy la nota a pie de página que nunca leí.

Atisbos dijo...

Voy a comentar de nuevo porque el comentario anterior fue hecho en estado de ebriedad y me gusta comentar en este blog a partir de mi poco estado que me va quedando ya de lucidez. Entendiendo lucidez quizás por qué cosa. Pero me gusta leer lo que se escribe acá, por lo que leí nuevamente el texto que escribiste sobre la irreprochable y ahora lo leí más lento, anoche lo leí con la rapidez del ebrio que quiere llenar nuevamente el vaso.
Lo primero que se me vino a la cabeza, inevitablemente, dadas mis lecturas extrañas, fueron los escritos de Walter Benjamin, del cual, a propósito, se habló anoche en el Tío Rico.
Citaré dos frases de dos textos distintos:

La primera, la misma de siempre: "La fuerza de una carretera varía según se la recorra a pie o se la sobrevuele en aeroplano.... Quien vuela, sólo ve como la carretera va deslizándose por el paisaje y se desdevana ante sus ojos siguiendo las mismas leyes del terreno circundante. Tan sólo quien recorre a pie una carretera advierte su dominio y descubre cómo en ese mismo terreno, que para el aviador no es más que una llanura desplegada, la carretera, en cada una de sus curvas, va ordenando el despliegue de lejanías, miradores, calveros y perspectivas como la voz de mando de un oficial hace salir a los soldados de sus filas."

"Comparar los intentos de los otros con la empresa de la navegación, en que los barcos son desviados por el polo norte magnético. Este polo magnético: hallarlo. Aquello que para los otros son desviaciones, para mí son los datos que determinan mi curso. - Sobre las diferenciales del tiempo, que para los otros perturban los "grandes lineamientos" de la investigación, erijo yo mis cálculos."

Aquellas desviaciones de las que Benjamin habla es la mujer, la mujer que tira de un hilo zodiacal al hombre que va caminando por los pasajes y no tiene más alternativa que cambiar de rumbo siguiendo telescópicamente aquel hilo. Benjamin habla del pasado que reclama su nombre, de la cromaticidad parisina que desvía al Flaneur, de la imposibilidad del progreso lineal y del materialismo histórico como recopilación de la barbarie, pero yo no quiero interpretarlo así, él tampoco, para mí la desviación más fuerte o es la Muerte o la mujer. Camino por los pasajes de Santiago, cualquier objeto femenino que aparezca ya sean botones, pinches, etc., trae una imagen pretérita que golpea la imagen presente como un relámpago, fracturando completamente lo que se estaba buscando originariamente en esos pasajes. Benjamin dice "no hay intención", y cómo podría haberla. Las mujeres tienen propiedades políticas y curativas que nadie podría negar, ni el más creyente en la voluntad. Yo creo en un Dios que teje la historia a la manera en que explotan los fuegos artificiales.

Saludos.

Nahiomy dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Nahiomy dijo...

Eso de "en su defecto, cafés" como que me dio pica...
¿Por qé se merecen solo el último lugar de tu lista de colores?
Como ya hemos dicho antes: Hoy son los verdes y los azules los que ganan en la carrera de la idoneidad reproductiva, pero en unos años más, seremos nosotras las rarezas...las de los ojos cafés =)
o no??