8.9.08

Sí. Claro.

I

Es complejo pensar como una maquinaria mental puede mantenerse sostenidamente en el tiempo, y, lo que es peor, abstrayéndose indefectiblemente de la serie de opciones que darían pie a una interrupción abrupta de la misma.
Lo descomunalmente extraño, es que la información que el resto de los actores trasmite al individuo (entiéndase resto como la parte del todo que se escinde del sujeto) para interrumpir el proceso en un comienzo mencionado, se desarrolla en el mismo universo sistemático, generando reacciones de sumo contrapuestas, pues, por un lado hay una insistencia en mantener el que “llamas” status quo, mientras que la alternativa solo ambiciona aniquilar la continuidad en el tiempo de “esa” idea.
Es complejo.
Es complejo también lo que provoca el momento de la despedida. Sea cual fuere el lugar, momento o circunstancia. Es algo así. Ansiaste tanto el tropiezo, que luego de suceder, es inevitable, que pena da el saber que “era”.
Sin duda lo aberrante de la situación es la nula concordancia entre el que quisiste fuera el final, y el auténtico resultado.
Por una extraña circunstancia, luego de tal suceso el sujeto ansía con creces el dirigirse a la estancia de un otro símil a él. Así, no asumiendo en lo más mínimo el insistir con una problemática por ese alguien perfectamente conocida, tanto porque la vive como porque la oye cada vez que ese final resulta “auténtico” y no “como quisiera fuera”, dirígese el sujeto al encuentro del sujeto que llamaremos 2.
Dato relevante es el patentar que sujeto 2 es fragmento mayor de ese resto de los actores que generan alternativas a sujeto.
Sujeto es inseguro, orgulloso y soberbio.
Sujeto quiere, puede y no practica.
Sujeto, si no lo haces pronto esto no será fácil.
Y piensa que ahora, no lo es.
Aquellos que creías azules pero que realmente eran morados, aquella fina y ondulante capa que los cubre cuando la de las bellas uñas (utilizando como parámetro el género) no lo impide, y no faltaba más, aquello que sujeto ansía rozar, separados por una protuberancia de los que se creía azules, pero que a razón de ÉL, gozaban del púrpura.
Sujeto ama.
No sabe cuánto.
Y no es una metáfora.
Realmente no lo sabe.
Porque sujeto, rayos.

II

Sujeto habló.
Sujeto extrañamente no se encuentra sumido en la indomable locura que provoca la reacción del otro.
Sujeto, a razón de otros, en un fractal de tiempo no muy lejano dejará a lo que podríamos llamar su emocionalidad fluir.
Creo que, solo falta para eso, el factor sentido: la vista.
Aquella que a nuestro pesar, siempre es la causante del todo.
O al menos.
De éste.
(Aclaración. Solo el inicio. El resto. RAYOS).

PS: Por el momento solo queda el esperar que aquella que de las extraídas de la madera, y tinturadas con quien sabe qué cosa, no goce simplemente de suerte. Sino, de acertividad.