11.12.07

[Por Aquella:]

[La(por motivos estéticos no utilizado el pronombre posesivo correspondiente "mi") siempre camarada y compañera, blonda y prístina (extra e intra), sapiente e ilustrada, próxima Hawaiana, (no refiérome al nominativo de calzado veraniego de país subdesarrollado, sino relativo a lo que a gentilicio respecta), sí, la que en cuestión de días veráse consumida por: el afán de dinero que el país del norte puede ofrecerle (por suerte, encuéntrase libre de convicciones que puedan perturbar su conciencia social),la aprehensión definitiva de la lengua mater del idiota aquel votado por el estadio de idiotas aquellos que lo hicieron, (axiomático claro evidente), variedad estilística de marchas, carretes, juergas, y cuanto sinónimo exista de tan sublime dinámica. En fin, experiencias exponencialmente reproducidas. Por ella:]

Aquello que no entiendo y detesto

1. El doble estándar que implica no odiarlos, aún sabiendo que se lo merecen. ¿Cómo es posible tras tantas historias de romance fraudulento, mentiras categóricas, sarta de promiscuidades y reproches, no seamos capaces de mirar hacia el lado y fijar la vista en alguien de nuestro bando? Supongo que algo de masoquista todos tenemos, aunque aún no encuentro el suyo señores.
2. Que en aquel encéfalo cohabiten, a mi pesar, dos clases de féminas: la mina, rica, tonta, asequible, ensimismada en los placeres del buen vivir, vestir y querer (evidentemente se excluye el comer, pues resulta incompatible con un cuerpo catalogado como estéticamente correcto), con estilo, buena onda, un tanto remolona y un tanto caprichuda, apetecida por muchos, poseída “sólo por uno”, capaz de adecuarse a sus necesidades (cual geisha) y aún así hacerles creer que es lo suficientemente difícil como para hacerse acreedora de cierto valor agregado.
Y, por supuesto, su contraparte y enemiga acérrima, la resentida… Mujer. Aquella que sin medir, en excesos disfruta en vano de baldes de carbohidratos para luego culparse de las abundantes consecuencias por el resto del año, quien viste lo que le queda, es decir, lo que no acentúa pero si acomoda, no teme a las manchas de la cerveza tomada directamente de la lata ni menos aún a las conversaciones elevadas que el género opuesto suele mantener excluyéndola, claro está que no tiene pelos en la lengua, aunque si uno que otro en las piernas. Es vanidosa, enojona, celosa, bella, a ratos graciosa, comprensiva e incomprendida, orgullosa y posesiva. En definitiva, perfectamente imperfecta, pero contra toda lógica no escogida.
3. Desprendido de lo anterior, que prefieran la Crème brûlée frente a la siempre mal ponderada gelatina.
4. Que se digan profundos, distando de lo superfluo, cuando en realidad todos sabemos que es la forma lo que los atrae, debiendo cautivarles, contrariamente a ello, el fondo. ¿Es mucho pedir que dejen de mirar y comiencen a observar? Mi humilde opinión es que no, nosotras lo hacemos siempre.
5. Lo impredecible que resultan ser. Aquel que los tildó de simples muy equivocado estaba, basta ver su pensar en contraste con su actuar para notar el laberinto en que nos perdemos al tratar de comprenderlos y anticiparnos muy inocentemente a sus acciones. ¡Nos están sacrificando! Podríamos cambiar los roles ¿no les parece?, sean ustedes Ariadna que nosotras seremos Teseo (no creo que les moleste si cada vez se vuelven más femeninos), haber si terminamos de una vez por todas con tanta conjetura ridícula.
No nos malinterpreten que no hay quién adore la monotonía, sólo esperamos las referencias que nos ayuden a mantener a raya a la esquiva fortuna.

Ahora bien, el que esté exento de culpa que tire la primera piedra. En consecuencia, es mi deber el reprochar a las féminas que “convencidísimas de arrepentirse de los placeres que saborean, se estremecen al permitírselos, de manera que se vuelven a un tiempo tan virtuosas en el crimen como criminales en la virtud”
Cortesía de cierto Marqués.

[Y así...en cuatro meses un intenso análisis de lo que no entiende y detesta.
Que no necesita mayores adjetivos
Que no me basta con los grafemas
Que me supera la(tú) ausencia
Que quiero el tiempo de no obligations sea saldado a la brevedad.
Que quiero abril...(y no por los cogollos mil)
Que el algo que dure la ausencia de la flor, color representativo de los que del martillo y la hoz se valen, AQUELLA, sea un algo en excesivo breve.]

Y ahora el encabezado latino cuenta con una doble significación.