22.5.10

Chega de Saudade


"No quiero más ese negocio de Ud. vivir sin mi".


21.3.10

Deuteronomio 6:18

Si caminas por una avenida céntrica y encuentras en el suelo un papelito que lleva inscrita una cita bíblica que versa:

"Haz lo recto y bueno ante los ojos del Señor para que te vaya bien".

Es cuando te das cuenta: "rayos, yo, que creía seguir sus preceptos y mandamientos tan fielmente".

En fin.
No debo necesitar a Dios si no puedo tenerlo. De igual manera para con los seres por él creados.
Lo difícil es cuando lo que se deseaba porque era ideal se evapora pues encontraste lo real y te aferraste a ello.

Las tarjetas, los mails y las cartas existen porque la gente no sabe decir lo que siente.

Henry Miller estaba equivocado, no se olvida transformando a la gente en literatura. Por el contrario, se construye una arquitectónica que a pesar de su miserable densidad material, no es susceptible de ser destruida de un solo golpe, ni dos, así, sucesivamente.

L (No de Laura. Obvio)

8.3.10

El círculo azul que intenta arreglarlo todo con una siesta

Las citas que en el presente texto aparecen subrayadas entre comillas y cursiva corresponden al poema Nieve del libro "Poesía de paso", del autor Enrique Lihn.

Como me gustaría suspender este viaje solitario que simula a una mujer, seria a fuerza de las circunstancias, sentada en una butaca de hojas de afeitar, moviéndose, la misma, hacia delante y atrás, análisis primigenio, obviando lo fatal de una de aquellas direcciones. Ya nada nos puede sorprender, mira el carmesí como quien debe resignarse al brotar de una lágrima, o el niño que, a punta de llanto decide detenerse en su empresa, pues ya ve muy lejano el recinto de abastecimientos alimenticios, que por cierto, alberga el tan anhelado chocolate.

Como me gustaría retomarlo. “habías perdido tantas veces esa misma batalla minuciosa”, lo sabías, te sabías perdiendo una y otra vez, infinitas veces, mas te contuviste, actuaste de la manera en que suele fumarse la marihuana, retuviste el aire en la cavidad bucal, mas tú, contrario al como suele realizarse en tales prácticas, nunca botaste el humo, llegaste al punto que suele llamarse colapso, aquel en que las fuerzas vitales alcanzan un nivel de in-organicidad, en lugar de humo de las más diversas figuras, exhalaste las más diversas sustancias insalubres.

Pero continuaste “retuviste el aliento en honor a lo que” querías fuera lo real, “para dejarlo hacer su trabajo de siempre”, siempre “sin un testigo”.

Fuiste, a fuerza de las circunstancias “mitad juguete mitad inmolación”.

“¿Dónde está lo real?”, aún hiere preguntarlo, mas, ya no importa que te sepas de memoria las respuestas exactas.

Mi voluntad ya no vive, es un omelet frito por más de una hora, y solo contenía un huevo.

Ahora, “el solipsismo es una coartada del poder contra el espíritu”. De cualquier manera, aquí, “en el más absoluto aislamiento, se es víctima de impresiones curiosas”, o no tanto, pero qué más da, al final de cada esquina siempre creeré que ellos o ellas se van al infierno, y eso me salva de mí misma.

Cada árbol, cada flor, (más aún esas que te hacen alucinar en un sentido no vulgar, sino más bien técnico fisiológico, que agudizan tus sentidos), cada calle, incluso cada Dominó Pizza, participará de mi desconcierto.

En el fondo, en la superficie y en el centro, siempre estuviste advertida niña, mas, “esa forma del ser obstinada”…

“Cómo si dispusiera de lo eterno, otra vez la noche, se da el lujo de caer lentamente” y es mi familiaridad lo sorprendente.

(En el eclipse de los momentos “siempre habías bebido unos vasos de cerveza por lo que pudiera suceder”).

Quizá, y a modo de curita adhesiva, fue el temor a que nada ocurriera luego de ocurrir lo que me (nos) llevó al más lejano de los viajes, tú a retomar el camino, yo a conseguirlo.

Mas, siempre habrá ese alguien que se reconoce entre miles. Aunque sea solo para hacer patente el que nunca algo podría comenzar.

16.2.10

Cerebro, ¡engatúzame nuevamente!.

Años al alero de sus mandatos, para que con la sola asistencia a la celebración del cumplimiento de años de una amiga se fuera todo a las pailas. Esas pailas eran indecentes. Grasosas, llenas de aceite hirviendo y reutilizado contra toda regla impuesta por el seremi de salud metropolitano. Sigilosamente, y a vista y paciencia de avisos y advertencias, aniquilaron uno a uno mis preceptos, intenciones y motivaciones.
Sí, sí, su reemplzante no era del todo malo. Tenía, en el fondo, buenas intenciones, incluso lindas. Su drama era no tener conciencia de su imposibilidad, consecuencia de lo cual, asusaba el caballo con las más filudas de las espuelas.

El asunto es Señoras y Señores que ya no hay tiempo. La debacle no puede seguir siendo el emblema. Ha llegado el momento de construir, pero, no la más linda de las casas en la que nadie más que tú quiera vivir. Sino una en la que todos cuantos quieran puedan entrar y profitar de su hospitalidad y belleza.

Ya basta de los mandatos de aquel que desplazó al cerebro, ese que una y mil veces lograba que la misma frase saliera de nuestras bocas, aún cuando ya ni ánimo para un suspiro existía y su imposibilidad categórica era la marca de garantía.


No trate de finjirlo, hágase parte del cambio. Podríamos jugar y engañar a nuestras intenciones, eso no resultaría, pues esto nunca fue un juego. Asuma las consecuancias de la realidad. ¡Déjese engatuzar!.


Adopte la actitud que se toma cuando, por el peor capricho de fortuna, llegóse justo a las 21.00 horas al hogar. Sentiste el "turutuntutuntutun" de 24 horas central y "rayos, ¡no vi el último capítulo de la teleserie, esa que tanto me gustaba y no me perdía ni por travesura!(pues ni ánimo para travesuras había.)", no importa,no desespere. En ese caso, olvídese de ella, ya la programación le ayudará dejando de transmitirla. No vea siquiera la repetición, no vale la pena. Esa novela acabó, anímese con la siguiente, la del otro semestre, esa con mejores actores, esa con esos avances tan emocionantes, tan estéticos, bien diseñados, y esos diálogos, no, esa teleserie será el furor. Tenga Fe, anímese. Es cierto, todos nos embelesamos con la anterior. De la misma manera estamos concientes, era buena, lo era, sabemos también que se involucró a decir basta con sus tramas y personajes, que más de alguna vez la hizo llorar, que más de alguna vez rió a carcajadas, que más de alguna vez preparó los platos más espectaculares solo para acompañar el momento de su transmisión, y por qué no decirlo, que más de alguna vez la hizo sentir el amor más profundo, el deseo más pasional, y el cariño más extremo, al ver a esa pareja protagónica, tan lindos y enamorados.

Pero no siga, ya no vió el final, las fuerzas interestelares no le permitieron disfrutar del siempre falacioso final feliz. Déjelo ahí.
Entienda que esas tiras comerciales de la nueva propuesta del area dramática, tan acuciosamente preparadas, intentan motivarle, captar su atención, con los más lindos colores y paisajes y los más ingeniosos libretos. No sea mal agradecido, al fin y al cabo, esa nueva teleserie la quiere, sí la quiere,
Cautivar.
Déjese cautivar por su encanto.