15.10.08

Y que conste. No estoy queriendo ser irónica.

¿Qué tal si, jugamos a que lo masticamos, lo tragamos y lo digerimos?, sí, el pastel que compramosnos en la cafetería aquella, y que engullimos desesperadamente pues, claro está que, NADA de lo por la Juana escrito tiene algún atisbo de representación en nuestras vidas.

Nuevamente mi propósito se fue el tacho.
Definitivamente esto necesita con urgencia unas cuantas paredes, unos cuantos kilómetros, una biblia, un par de sandalias, e indumentaria apta a la tarea de impedir exhibición de mancha alguna en el cuerpo.
Unos cuantos años.
Unos cuantos Padre Nuestro.
Unas cuantas Aves María.

¿Qué tal pasear por España, y, de tu estadía de un mes, dos dedicarías a persignarte cumpliendo cuidadosamente los pasos del ritual correspondiente, para luego conversar con esa mujer que sucumbió frente a la debilidad relacional, y optó por la afonía,
Una afonía insoportable implicante de una descomunal cantidad de palabras.
Sería a ratos triste y melancólico, también reiterativo,
pero
¿Cuándo ha sido el monotema un problema?