4.11.08

Este lugar es tonto.

[Te diré: seamos razonables Laurita que Bertoni me contó había escuchado una vez un

"seamos razonables
dijo un amante
cuando le falla
el corazón".

A lo que yo le dije: no guapo, que no le falla el corazón sino el CEREBRO.
Entonces, seamos razonables Laurita (¿?).]

5 comentarios:

Atisbos dijo...

Paola
whiky sin remo
s
palabra dial`rctica
budismomen la comisura
ego central
percepci+on altra

julieta ich liebe dich
música contemporanea
aletheia cuadrada


blusa celeste
cielo in caelo

musica rebelde
rytmin and blus

paola yo te amo

maní de las estrellas

los musculos no son tuyo
s

bolero in the navy

recuerdame existir
como tú
como septiembre
como la cuenta de la luz

julieta ganó obama
musulmanes enterrados

lógica polivalente

teorema de gödel

wittgenstein en el minotauro

(paola
sirena rocosa
tardes de hielo
frio encandilado
levante otoñal
ojos furtivos
sonrisa maquiavelica
cara o sello
contreras nazi
carlos en silla de ruedas)

te quiero decir algo

La Peor de Todas. dijo...

Creo, que no es ni el cerebro ni el corazón, cada uno quiere ser la diva. Pero cuidado, son excelentes actores, te hacen creer realidades que realmente no existen. Para que optes sólo por uno de ellos.

Te tinca, que interactúen y no se anulen?

Besos,
La Peor de Todas.

Posdata: voto por el cerebro, me engatuzó hace rato.

Anónimo dijo...

A La peor de todas, no pude evitar pensar con ese "actuar" aquella sabia frase : "pero si se la saben por libro".
Extraño, si la gente ya ni lee. Aaaa... debe ser transmisión oral del cuento. Hay que buscar a la mala persona (personaje) que se los está leyendo.

Laura. No, no era un idiota en particular. Me refería a esos que se te acercan en los carretes para bailar una canción y dejar el resto a lo explícito ("dos vueltas y está lista"... ja! como si uno no fuera lista). De hecho, lo copié de un blog "amigo".

besos.
ps: muchas "entre comillas". Lo siento. O estoy dubitativa hoy o simplemente no sé usarlas (ambas juntas).

Anónimo dijo...

Siempre es necesario excusarse por dar, pues un don nunca debe aparecer en un presente, dado el riesgo de que sea anulado por el agradecimiento, en lo simbólico, en intercambio o economía, en verdad, de que se vuelva un beneficio. Es necesario ser perdonado por aparentar dar. Pero si no hay don, sólo la promesa, también es siempre necesario excusarse por prometer. Pues una promesa no es posible ni sostenible.
¿Qué es el amor, la amistad, la memoria, desde el momento en que dos promesas imposibles están involucradas en ellos, sublimemente, sin ningún intercambio posible, en la diferencia y la disimetría, en lo inconmensurable? ¿Qué somos nosotros, quiénes somos, a qué y para quién 'somos', y para qué y para quién estamos 'destinados' en la experiencia de esta promesa imposible? Por tanto: ¿qué es la experiencia?
Estas preguntas sólo se pueden plantear después de la muerte de un amigo, y no se limitan a la cuestión del duelo. ¿Qué deberíamos pensar de todo esto, del amor, de la memoria, de la promesa, del destino, de la experiencia, si una promesa, desde el primer momento en que compromete, y por posible que parezca, se compromete más allá de la muerte, más allá de lo que convocamos, sin saber de qué ni de quién hablamos, la muerte? Implica, inversamente, al otro, al muerto 'en nosotros', desde el primer momento, aunque no haya nadie 'allí' para responder a la promesa ni para hablar en nombre de la promesa. ¿Qué significa "en nosotros" si tan imposible promesa es 'pensable', es decir, posible en su imposibilidad? Esto es, quizá, lo que el pensamiento nos da que pensar, lo que nos da a pensar sobre el pensamiento.
Una promesa no se puede guardar, ni siquiera se puede hacer en toda su pureza. Como si estuvieramos siempre ligados al ausente, como si por tanto no estuviéramos ligados. Pero en consecuencia, ello es porque una promesa se compromete sólo con lo que es mortal. Una promesa sólo tiene sentido y gravidez a condición de la muerte, cuando la persona viva está un día totalmente sola con su promesa. Una promesa tiene sentido y gravidez sólo con la muerte del otro. Cuando el amigo ya no está 'allí', la promesa aún no es sostenible. No habrá sido hecha, pero como huella del futuro aún puede ser 'renovada'. Esto se llamaría un acto de memoria o una palabra dada, incluso un acto de fe; yo preferiría correr el riesgo de una palabra singular y más equívoca. Prefiero llamarlo un 'acto', sólo un acto, simplemente un acto. Un acto imposible, y por tanto el único acto digno de su nombre, o más bien el cual, para ser digno de su nombre, debe ser digno del nombre del otro, hecho en nombre del otro.
Traten ustedes de traducir, en toda su equivocidad sintáctica, un sintagma tal como "donner au nom de l'autre" o "une parole donneé au nom del autre". En una sola oración, podría significar en francés, o mejor dicho en inglés: "to give to the name of the other" [dar al nombre del otro] y "to give in the name of the other" [dar en nombre del otro]. Quién sabe qué hacemos cuando 'donnous au nom de l'autre'.

Dailhar dijo...

7 de la mañana: turoldus inquieto.